Capítulo III

 

El lunes, después de las clases de la mañana, los cuatro van a hablar con la profesora de historia y le enseñan el poema.

            - A ver, a ver… - dice la profesora.

            - Nosotros ya sabemos que el poema se refiere a algo que tiene que ver con el Monumento a Alfonso XII. - dice Diana.

            - ¿Y cómo lo sabéis?

            - Porque el monumento, que es el sitio donde Eduardo encontró el papel, está construido de mármol y bronce. Y eso está escrito en el primer verso del poema. – dice Teresa.

            - Muy bien. ¿Y que hay a continuación? A ver… “el jaco veo de casi cien años”... – lee la profesora.

            - ¿Un jaco? ¿Y un jaco no es un caballo? – pregunta Santiago.

   - A lo mejor, el autor del poema quiere esconder la información verdadera, por eso juega con las palabras. Mira, si juntamos las palabras “jaco” y “veo”, ¿qué obtenemos?

            - Bueno, profesora, obtenemos “jacoveo”…

            - Ya, Teresa, ¿pero si lo escribes con “b” y no con “v”?

            - ¡Ah, es el Jacobeo, o el año Santo Xacobeo!

            - Efectivamente, muy bien.

Mientras tanto, suena el timbre y la profesora se despide de ellos, deseándoles éxito en su búsqueda. Al dirigirse al aula, Teresa les dice a los demás que hay que buscar más informaciones sobre el Xacobeo, para entender mejor el poema.

Después de buscar la información en internet, los cuatro amigos hablan entre sí para sacar conclusiones.

- Anda, - dice Santiago – parece que alguien nos está diciendo que tenemos que buscar algo sobre la ciudad que tiene mi nombre.

- Parece que sí, hermanito. Según el poema, “la cruz y el fin del camino enseñan” lo que el Monumento a Alfonso XII esconde.

- Y creo que queda claro que “la cruz” es la de Santiago, pero no la tuya, Santiago, sino  la del santo que está en Compostela, ¿no? – dice Eduardo.

- Claro, - añade Diana – y el fin del camino no puede ser otro que el Camino de Santiago, el que los peregrinos recorren hasta llegar a la Catedral de Santiago de Compostela.

- O sea, ¿hay que buscar en el Monumento a Alfonso XII una pista sobre algo relacionado con la Catedral de Santiago de Compostela? ¡Vaya pasada! – refunfuña Santiago.

- Entonces está decidido, ¿no? – afirma Teresa – El viernes por la tarde vamos todos al Parque del Retiro a buscar alguna pista junto al Monumento a Alfonso XII.

Muy tímidamente, Eduardo pregunta:

          - ¿Podemos invitar a Camila? Seguro que ella quiere venir con nosotros. Además, ella estaba conmigo el día que encontré el papel.

          Los demás se ríen y le dicen que sí. Diana incluso le envía un beso de broma, lo que hace con que Eduardo se sienta algo avergonzado. Cinco minutos después, Eduardo llama por teléfono a Camila invitándola y ella, obviamente, acepta.